
8. “Sed sobrios y velad, porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar.
9. Resistidlo firmes en la fe, sabiendo que los mismos padecimientos se van cumpliendo en vuestros hermanos en todo el mundo”.
1 Pedro 5:8-9.
Dios es misericordioso; Él vela por sus hijos. Casi al término de su epístola, Pedro señala: ”sed sobrios y velad” (v. 8), es decir, que debemos tener templanza y no perder la tensión, ya que el diablo, nuestro adversario, anda alrededor como león rugiente, buscando a quien devorar. Los creyentes con una fe firme pueden derrotar al diablo con denuedo cuando son tentados y probados por él.
Siempre debemos estar preparados, ya que el diablo siempre nos tentará para hacernos caer (v. 9). Pero no hay necesidad de temer lo que nos pueda acontecer. El Dios de toda gracia nos perfeccionará, nos afirmará, nos fortalecerá y nos establecerá Él mismo (v. 10). Simplemente glorifiquemos a Dios que nos llamó en Cristo, Sin dejar de pelear la buena batalla de la fe.
Pedro testifica que todo lo que ha anunciado y exhortado es la verdadera gracia de Dios (v. 12). Se trata de una gracia divina que salva, guarda y perfecciona a los creyentes. Pedro señala que ha escrito la epístola con la ayuda de Silvano. Es relevante destacar que Silvano (Silas) desempeñó un papel fundamental en la iglesia de Jerusalén junto a Pedro, además de acompañar a Pablo en su viaje misionero.

Por otro lado, Pedro exhorta a los hermanos a saludarse unos a otros y a tener comunión. Es crucial congregarnos juntos en una comunidad de fe. Pedro concluye la epístola bendiciendo a los lectores con la paz del Señor. Ciertamente, la verdadera paz se encuentra en Cristo.
El fiel debe enfrentarse y luchar contra el diablo, quien siempre busca la oportunidad de destruirnos. Por eso, debemos estar siempre sobrios, vigilantes y vivir fortalecidos con la ayuda del Señor. Todos los fieles atraviesan aflicciones en el mundo, sin importar el nivel de su fe. La única diferencia radica en la forma de la dificultad, su intensidad, contenido y duración.
Sin embargo, la aflicción no es eterna para el fiel y representa una oportunidad para fortalecer su fe. Conociendo la gracia del Señor en medio de la guerra espiritual y la prueba ardiente, el fiel se fortalece como una roca sólida. Mantenerse sobrio y vigilante es una estrategia espiritual excepcional para superar las aflicciones.
El fiel debe permanecer sobrio y velar en tiempos de aflicción para fortalecer aún más su fe y enfrentarse al diablo. Dios les guarde.






