Edicion agosto 27, 2025
CUBRIMOS TODA LA GUAJIRA

“Frontera en vilo: lo que significa la pulseada entre Trump y Maduro”

“Frontera en vilo: lo que significa la pulseada entre Trump y Maduro”
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Columnista - Jean Breiner Robledo Meza
Columnista – Jean Breiner Robledo Meza

La política internacional pocas veces se juega en silencio. Lo que ocurre hoy en el Caribe, con buques de guerra estadounidenses desplegados frente a Venezuela y una respuesta militarizada de Nicolás Maduro, es un recordatorio de que América Latina sigue siendo tablero de ajedrez de las potencias y, al mismo tiempo, campo minado para sus vecinos más cercanos. Y en esta historia, Colombia no puede fingir que no le toca.

Donald Trump, fiel a su estilo de “mano dura”, ordenó el envío de destructores, aviones y submarinos bajo el argumento de combatir el narcotráfico. ¿Es ese el objetivo real? Tal vez sí, en parte. Pero sería ingenuo no ver la demostración de fuerza: una advertencia directa al régimen chavista y, de paso, un mensaje de supremacía en la región. El lenguaje de los cañones habla más alto que cualquier discurso diplomático.

Maduro, lejos de replegarse, respondió con teatralidad: movilizó a más de cuatro millones de milicianos, vendiendo la narrativa de “defensa nacional” frente al imperio. Su retórica busca unificar a una población golpeada por la crisis y proyectar la idea de resistencia heroica. Pero, ¿hasta qué punto esta demostración no es también un arma de doble filo que puede agravar la tensión social y militar en las fronteras?

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Y aquí entra Colombia. Nuestra posición no es cómoda. Compartimos más de 2.200 kilómetros de frontera con Venezuela, somos receptores de millones de migrantes y además, aliados estratégicos de Estados Unidos en la lucha antidrogas. Cada movimiento militar en Caracas y cada maniobra de Washington nos impacta directamente.

El riesgo no es menor: una escalada militar podría arrastrar a Colombia a un conflicto no buscado. La frontera en Norte de Santander y Arauca ya es un polvorín por la presencia de guerrillas, bandas armadas y narcotráfico. ¿Qué pasaría si un error militar o un cálculo político empuja la chispa hacia este lado? El costo lo pagarían las comunidades más vulnerables, no los líderes que se lanzan dardos desde sus palacios.

El presidente Gustavo Petro ha sido claro en su discurso: no quiere que Colombia sea plataforma de una intervención militar. Pero su reto es enorme. ¿Cómo mantener el equilibrio entre la soberanía nacional y la presión de Washington? ¿Cómo blindar nuestras fronteras sin convertirse en parte del fuego cruzado?

La pulseada entre Trump y Maduro es, en el fondo, un pulso por la influencia en América Latina. Colombia, guste o no, está en medio de esa partida. Y si algo nos enseña la historia, es que cuando los gigantes se enfrentan, los que están al lado terminan sacudidos. Quizás la pregunta que deberíamos hacernos es: ¿queremos ser espectadores pasivos de esta confrontación o protagonistas de una diplomacia audaz que evite que la pólvora de otros incendie nuestra casa?

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