
“Ya está listo el pollo a la cuerda sabanera para el año entrante, cuando haya concentración” El Cordobés — Adolfo Pacheco
Abelardo De la Espriella, abogado de renombre con una larga trayectoria en los estrados judiciales, se prepara ahora para una batalla política. Ha anunciado su aspiración a la presidencia de la República en 2026 y, con su movimiento cívico “Defensores de la Patria”, aspira a recoger 3 millones de firmas para inscribir su candidatura y emprender la lucha por lo que considera la salvación del país.
De la Espriella despierta pasiones encontradas por sus férreas convicciones sobre libertad, legalidad, orden y seguridad. Su elocuencia y poder de convencimiento cautivan a los electores, que ven en sus propuestas serias, viables y necesarias la solución a la crisis actual de Colombia. Critica duramente al gobierno de Gustavo Petro, a quien responsabiliza de la inseguridad del país, de violar la Constitución y querer pasar por encima de las instituciones para perpetuarse en el poder. Sin ambages, Abelardo De la Espriella anuncia que ha venido a la contienda a derrotar a Petro y a su candidato, presentándose como un líder patriota, decidido y con una visión clara de cómo resolver los problemas nacionales. Esta franqueza y firmeza, que algunos comparan con la de líderes como Trump y Bukele, le otorgan una imagen de autenticidad y fuerza que conecta con muchos electores.
Ante la grave crisis que atraviesa Colombia, la figura de De la Espriella emerge como una opción de liderazgo en un momento de zozobra en que el país requiere un líder como él que alce su voz y con valentía defienda la vida y la dignidad de sus ciudadanos, especialmente tras el atentado contra Miguel Uribe, un acto de violencia instigado por el discurso de odio del presidente Petro, que, en lugar de fomentar la unidad nacional, profundiza las divisiones y, priorizando a la delincuencia sobre la ciudadanía, la empodera. Su aparición en Medellín, rodeado en la tarima de peligrosos criminales, es prueba de ello. La frase “Colombia, potencia mundial de la vida”, lema de su gobierno, contrasta con la realidad de que la vida bajo su mandato es un derecho cada vez más vulnerable que el Estado no protege.
Abelardo De la Espriella se sitúa en la derecha del espectro político, aunque él se define como demócrata respetuoso de la Constitución y la ley. Si bien no milita en el Centro Democrático, comparte la ideología del expresidente Uribe y se identifica con su política de “los tres huevitos” (la confianza inversionista, la seguridad y la cohesión social). Es un decidido defensor de la seguridad y se opone a cualquier concesión a los grupos criminales, a quienes exige sometimiento a la ley o, de lo contrario, enfrentarán las consecuencias. Ideológicamente es opuesto a Petro, pero comparte una visión de país similar a la de Vicky Dávila, lo que no descarta una eventual alianza.

Sin ser candidato, ya marcaba puntos en las encuestas. Como candidato, su nombre empezará a ascender rápidamente y pronto lo veremos en los primeros lugares entre los aspirantes. De la Espriella es un peso pesado que llegará a decantar la carrera presidencial y será un jugador clave en las elecciones. Pondrá en jaque al gobierno de Petro y al petrismo.
De la Espriella es un analista agudo de la política con buen olfato para prever acontecimientos. Se opuso a la candidatura presidencial de Petro, así como previamente a su alcaldía de Bogotá, anticipando con acierto las dificultades que enfrentaría Colombia si Petro ganaba. Hoy el tiempo le dio la razón y los colombianos sufrimos las consecuencias de haber elegido a un mal presidente.
Se ve difícil un ganador en primera vuelta con tantas divisiones, salvo que la derecha logre unirse en torno a un candidato fuerte. Esto probablemente no suceda y veremos candidatos de todas las vertientes políticas, pero al final quedarán dos: el oficialista del gobierno y el de la oposición. Así, la lucha por el poder en segunda vuelta será entre la izquierda y la derecha.
La política es un juego de estrategias donde las fichas pueden cambiar de posición. Por ejemplo, al no tener candidatos propios, los partidos Conservador y Liberal pueden inclinarse más a apoyar a un candidato de derecha que, al final, representa sus mismos intereses. También jugará un papel importante la fórmula que se integre para presidente y vicepresidente, basada más en el caudal de votos que aporte el vicepresidente. Esto es decisivo y puede inclinar la balanza del triunfo, como ocurrió hace tres años con Francia Márquez, quien le aportó los votos que le faltaban a Petro. Hoy se ve que, sin ellos, habrían perdido con Rodolfo Hernández; ahí estuvo la diferencia.
El petrismo irá unido a las elecciones y De la Espriella tiene la misión de unir a la derecha para ganar. Petro, que será el jefe de campaña de su candidato, jugará a dividir a la oposición: “divide y vencerás”. A esta campaña le faltaba un gallo fino como Abelardo De la Espriella, cordobés, de la cuerda del Sinú, del “Pupi” Lora, que llega bien calzado para derrotar a Petro.






