Riohacha: de la basura a la sostenibilidad, un camino urgente
La situación en Riohacha es alarmante. La ciudad se enfrenta a una crisis sanitaria sin precedentes por la mala gestión de residuos sólidos, con basura acumulada en calles y patios, y un sistema de recolección colapsado. Esto no es solo una cuestión de salubridad, sino un reflejo de la falta de visión y planificación. La emergencia sanitaria decretada por el alcalde Genaro Redondo evidencia la necesidad urgente de implementar soluciones estructurales, no meros paliativos temporales.
El problema comenzó con el cierre del único relleno sanitario de la ciudad, que ya había agotado su vida útil. Con la clausura del relleno, la administración distrital intentó trasladar los residuos al relleno sanitario de Maicao, pero los bloqueos de las comunidades impidieron el acceso. Como resultado, Riohacha quedó sin un sitio de disposición final para los residuos, llevando a la ciudad al caos ambiental y sanitario. La recomendación de no sacar la basura y utilizar cloro para mitigar los olores y los riesgos para la salud es tan ineficaz como irresponsable. Es urgente una acción decidida.
Ante este panorama, la única salida es un modelo de gestión de residuos sostenible y eficiente. La experiencia de Kigali, en Ruanda, ofrece una hoja de ruta para transformar este problema en una oportunidad de desarrollo económico y social. En Kigali, la gestión adecuada de residuos se ha convertido en un motor de cambio, con programas de reciclaje, economía circular y participación comunitaria. Riohacha necesita seguir ese ejemplo y crear un sistema que priorice la recolección, el reciclaje y la disposición adecuada de los residuos.
En Kigali, Ruanda, un modelo exitoso ha demostrado que una gestión eficiente de residuos puede transformar la realidad de una ciudad. En 2008, el gobierno ruandés prohibió las bolsas plásticas y lanzó un ambicioso programa de limpieza mensual obligatorio, conocido como *Umuganda*, en el que toda la población participa activamente. Además, se implementaron políticas estrictas de separación de residuos en la fuente y se crearon centros de reciclaje donde se transforman los residuos en recursos reutilizables. Esta estrategia ha permitido reducir drásticamente la cantidad de residuos en vertederos y ha generado empleo en la industria del reciclaje.
Para Riohacha, replicar este modelo requiere acciones inmediatas. En el corto plazo, se deben habilitar temporalmente estaciones de transferencia de residuos para evitar la acumulación en las calles. Es crucial coordinar con el sector privado y las comunidades para implementar un sistema de recolección de emergencia y establecer centros de acopio temporales. A su vez, se deben lanzar campañas intensivas de educación sobre la separación de residuos y la responsabilidad ciudadana en la gestión de basura.
A mediano plazo, la construcción de rellenos sanitarios adecuados, como los propuestos por Corpoguajira, debe ser una prioridad absoluta. Además, el gobierno local debe impulsar un plan de empleo para la comunidad vulnerable a través de programas de reciclaje y compostaje, generando ingresos y reduciendo la presión sobre el sistema de recolección.
En el largo plazo, Riohacha debe aspirar a convertirse en un modelo de sostenibilidad en la región Caribe, integrando soluciones tecnológicas y promoviendo una cultura de reciclaje y reutilización. Pero esto solo será posible con un compromiso serio de las autoridades y la comunidad. La crisis de Riohacha no solo es un problema de basura, sino de dignidad y calidad de vida. Si no se actúa con determinación, seguiremos viendo cómo la basura no solo contamina nuestras calles, sino también el futuro de la ciudad.
El gobierno local debe asumir su responsabilidad y priorizar la modernización de la infraestructura para la disposición de residuos. La construcción de rellenos sanitarios regionales y la implementación de sistemas de recolección y reciclaje adecuados no pueden seguir postergándose. La situación actual debe servir como un llamado a la acción para todos. La sostenibilidad no es una opción, es una necesidad urgente. No podemos seguir permitiendo que la falta de planificación y compromiso nos lleve al borde del colapso sanitario y ambiental. La transformación de Riohacha en una ciudad limpia y sostenible es posible, pero requiere voluntad política, participación ciudadana y, sobre todo, una visión de futuro que priorice el bienestar de todos sus habitantes.
Hoy más que nunca, es hora de convertir la basura en oportunidades y dejar atrás la negligencia y la desidia que han marcado la historia de nuestra ciudad. Riohacha merece un futuro limpio y próspero, y solo juntos podremos lograrlo.